viernes, 20 de febrero de 2009

PEREZA


Lobato Moreno




Para Santo Tomás, capital no suponía una magnitud suprema, sino origen de otros pecados. Cuando enumeró Los Siete Pecados Capitales (Santo Tomás, II-II:153:4), el defensor de la moral cristiana pretendía así erradicar ese vicio por el cual “el hombre comete muchos pecados originados en aquel vicio como su fuente principal”. La pereza forma parte de los genuinos comportamientos en los que el hombre se muestra como tal.
Pero quizás Santo Tomás tenga razón, quizás la respuesta al estímulo del pecado sea otro pecado, si es que a la creación es el camino hacia el infierno, aunque ya sabía que la ética cristiana cojeaba por alguna de sus bases. Y es que algo tiene que forzar que una mano derrotada se atreva a empuñar un carbón y hacer estragos, algo tiene que nacer en la mente del artista para poder hacer frente a lo capital y demostrar así la fuerza creativa.
Los desechos del manjar, el grial de cristal, herramientas de metal y una extraña figura que surge en lo profundo, quizás el propio Santo con un enfado de órdago. El talento y la alter ego que nace desde el arte, por y para él.
Hay fuerzas imparables, generadores inagotables de discursos humanos. Si la pereza de recoger unos simples platos de una simple mesa es motivo para la formación de una historia, un discurso pleno, espero que ningún artista deje de pecar, porque el artista no es más que un pecador con un enorme talento.

[By Kapowsky]

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